Los derechos culturales son los pilares básicos del desarrollo

El miércoles 18 de marzo vio el pistoletazo de salida de la reunión más significativa sobre cultura y desarrollo que se ha organizado jamás por los gobiernos locales: la Cumbre de Cultura. Este evento representa el compromiso de CGLU, que desde 2010, promueve el reconocimiento de la cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible.

La Cumbre ha conseguido reunir en Bilbao, a 300 representantes provenientes de más de 50 ciudades, para debatir cuestiones relacionadas con la “Cultura y Ciudades Sostenibles”.

La gran protagonista del primer día del evento fue indudablemente la ciudad de Bilbao en sí. Justo la noche anterior a la apertura de la Cumbre, se anunció que la sala del evento, en centro de la Alhóndiga,  sería renombrado con el nombre de Iñaki Azkuna, en honor al antiguo Alcalde de la ciudad, que falleció en marzo 2014, y que es ampliamente conocido por el papel vital que jugó en liderar la regeneración de la ciudad en la década de los 90.

En la Plenaria de apertura “¿Por qué cultura y ciudades sostenibles?” el actual Alcalde de Bilbao, Ibon Areso,explicó el papel que la inversión en cultura, particularmente en la construcción del Museo Guggenheim de Bilbao, ha tenido estimulando el desarrollo económico local, el empleo, y la cohesión social de la capital Vasca. La ciudad anfitriona fue reconocida como referente de inspiración internacional de la que otras ciudades pueden aprender.

El discurso de apertura de Daniel Innerarity, Catedrático de Filosofía Política y Social e Investigador Ikerbasque en la Universidad del País Vasco, ha proporcionado reflexión profunda sobre el papel de la cultura en la búsqueda de sentido e identidad. Profesor Innerarity instó a los líderes políticos locales y especialistas a no centrarse en la técnica a expensas de lo simbólico, pidiendo un movimiento 'de bajo coste a alta creatividad ".

La segunda Plenaria sobre Derechos Culturales en la Ciudad vio un provocador discurso de la mano de la Relatora Especial de las Naciones Unidas en la esfera de los Derechos Culturales, Farida Shaheed.  Shaheed hizo una defensa apasionada de la cultura como motor para el cambio, y vehículo para la negociación de múltiples y cambiantes identidades individuales y colectivas. La relatora destacó además el papel crucial que juegan las autoridades locales en la provisión de espacios para encuentros culturales en las ciudades, y su capacidad para proteger e incentivar a aquellos cuyas expresiones culturales resultan incómodas o son motivo de irritación. La plenaria vio un profundo debate sobre la experiencia de las ciudades alrededor del mundo en la protección de los derechos culturales en el terreno, con la extrema violencia y la opresión lingüística identificados como desafíos particulares tanto en Europa como en Oriente Medio.

La tarde acogió la sesión paralela sobre ciudades y políticas culturales, lecciones del Premio Internacional CGLU - Ciudad de México-Cultura 21, y un rápido evento de conexión entre los participantes que puso fin con una cálida recepción en el emblemático Museo Guggenheim de Bilbao.